lunes, 4 de octubre de 2010

La sanmiguelada.

     En estos días de finales de septiembre, con el inicio de la sanmiguelada, el manzano que ofrecía sus flores en primavera rindió su fruto. Es el anuncio que indica que el ciclo de la añada va a terminar. El cereal ya se rindió. Los campos labrados vuelven a recibir el grano preparándose para la invernada. Se están abonando los rentos de las tierras con las cuentas ajustadas. Es tiempo de contar según a cada uno le fue en la feria que días se celebra en la llanada de la Sierra, en el lugar de Cedrillas. Antaño pasaban por Orrios las reatas de mulos camino de la feria. Cada uno atado al rabo del que le precedía. Luego los lugareños se llegarían hasta allá arriba por si ver si podían vender alguna punta de ovejas, o llevarían a lomos del mulo o de la burra los zaquilotes de patatas metidos en los serones. Con su venta verían si podían comprar algún mardano para sanear la sangre de su hatajo de ovejas. Es posible que necesitaran un mulo que se ajustara a su presupuesto. Cerrarían los tratos con un apretón de manos con el chalán gitano y puede que acordaran el tiempo en que el corretxer se llegase por el pueblo para reparar alguna collera que reventó con la trilla o, si aún quedaba alguna perra, moldeara un aparejo para la labranza o para los enganches del carro. Los rabadanes se apañarían con los amos de los ganados para preparar la bajada en el invierno al viejo Reino con las ovejas preñadas, las vacías se quedarían en la Sierra aguantando los fríos.
      Pronto empezarán las rosadas mañaneras. Los pocos tomates que quedan en los huertos no madurarán, las esquerolas se quemarán con los hielos aunque las protejan con hojas de guardalobo,los chopos comenzarán a tomar su color amarillento y, poco a poco, dejarán caer sus hojas alfombrando los caminos, las nogueras ofrecerán el esqueleto de sus ramas mientras las nueces caerán entre las hierbas de los ribazos.
     Los niños que aún quedan en estos lugares habrán vuelto a la escuela y no harán caso a los tractores que sustituyeron en los pasados años setenta a la fuerza mular. Los adolescentes irán y vendrán al Instituto y sus padres se refugiarán en el silencio de las noches esperando un futuro que no adivinan.
     Son los tiempos que vuelven con la sanmiguelada.

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