viernes, 9 de febrero de 2018

Alfambra. Año 1953. La huellas del pasado.



Alfambra. febrero 2018. Foto Carlos Abril Fuertes




           Cada quien deja su huella en la vida. Ahí la tienen.
   Estamos en 1953. Al punto de los quince años de haber terminado los bombardeos sobre esta cuenca del río Alfambra, tan maltratada por los efectos de la guerra civil, el cura de entonces, César Navarrete Cortés, ya con diez años de presencia bien recia entre esta tierra roja y arcillosa, se siente con fuerzas suficientes para poner encima del cerro del viejo castillo musulmán la estatua erigida en lo alto hasta hoy.
            Les dejo sus propias palabras en aquella hoja volandera que vino en llamarse por el mismo cura “La voz de la parroquia”.
            Vaya si tenía bien recia la voz aquel mosén en aquel entonces. Voz recia y en ocasiones mano larga como conocen los monaguillos de entonces y quienes eran sometidos al memorismo baturro de la doctrina cristiana, porque así lo mandaba la santa madre iglesia.
            Por aquella voz se grabaron en las gónadas mentales de mucha gente comportamientos e ideas que siguieron y aún están vigentes.
            Otras voces, bien distintas, estaban apagadas y aun muertas para siempre. Los candiles con que se alumbraban en aquella larga noche se habían quedado sin aceite en las cárceles y campos de trabajo donde habían sido condenados por ver si escarmentaban. Por eso, porque todas las guerras son inciviles, y la última nuestra aún más.
            Después de ciertos años y porque las cárceles estaban abarrotadas (no se engañe nadie por otras causas) algunos pudieron volver con sus familias a sus pueblos de origen. Eso sí, bajo la vigilancia de la “Junta local de libertad vigilada” nombrada por el gobernador civil de turno entre los “notables” del pueblo.
            Todos los meses tenían que firmar ante la tal junta y dejar su huella del dedo índice de su mano derecha impresa.
            Les dejo la muestra de los años 1953 y 1954.
         Ya ven, cada uno dejó su huella. Cada quien a su manera. En el mismo pueblo, pero no revueltos.

         De todo esto, y más, podremos dialogar en las próximas “Conversaciones en Orrios”.
           


Archivo Ayto. Alfambra.

1 comentario:

  1. Un texto excelente sobre una época terrible y una documentación estremecedora.
    Gracias, Clemente.
    Un abrazo.
    Javier Delgado

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